El proyecto surge para acoger de forma permanente, la colección personal del reconocido orfebre Fernando Marmolejo, afincado en Santiponce, y para difundir el rico patrimonio de la población vinculado al yacimiento arqueológico de Itálica y el monasterio de San Isidoro del Campo, en exposiciones no permanentes. El edificio se sitúa a las afueras Santiponce orientado hacia el este en el solar que ocupaba el matadero municipal. La privilegiada situación del museo en la población muy cerca del Teatro Romano, y próximo a Itálica, posibilita su inclusión en un recorrido de visita de la ciudad romana. Por otro lado, la proximidad del campo de la feria inscribe al edificio en el contexto de espacios lúdicos de Santiponce y lo conecta visualmente a la vega del Guadalquivir. El edificio se aísla de la realidad exterior, para ensimismarse y crear su propio lugar. La presencia de la medianera del edificio adyacente, a lo largo de la dimensión mayor del edificio, posibilita la lectura unitaria del espacio del Museo que se propone, como fragmentario. La luz cenital en lugares puntuales de la cubierta acentúa una experiencia sensitiva en la que la luz talla los espacios, transformándolos a lo largo del día. En planta baja la estructura compartimenta el espacio, que se fragmenta y comunica a la vez, a través de la multiplicidad de puntos de vista y recorridos. Los cambios de escala, los diferentes niveles del suelo, las visiones cruzadas, permiten crear la ilusión de un espacio que se dilata hasta donde alcanza la vista.La zona superior del edificio es un recorrido secuencial en el que se suceden los espacios que ya se adivinaban en planta baja, y que alcanzan su forma definitiva en los alzados y las cubiertas del edifico cristalizando las formas que se intuyen en el interior.